TODO POR JESÚS Y POR LAS ALMAS

LA CARIDAD DE CRISTO NOS URGE

VALORES

  • VALORES RELIGIOSOS

    Nuestros centros parten de un ideario católico por lo que trabajamos para que en todos ellos los principios religiosos marquen la conducta diaria que dé sentido a la dignidad y felicidad de sus usuarias RESPETANDO POTENCIANDO Y APOYANDO las creencias y prácticas religiosas que sean afines a la Congregación.
    VALORES RELIGIOSOS
  • AMPLITUD DE MIRAS

    Hay valores que permanecen, que no mueren con la persona, y uno de ellos es la amplitud de miras, de quienes con espíritu noble y corazón generoso se aplican a la práctica del bien, intentan mejorar las condiciones de la sociedad y ponen todo su empeño en promover el bienestar de la raza humana. GRACIAS A ESTE VALOR VIO LA LUZ LA CONGREGACIÓN DE LAS ESCLAVAS DE LA VIRGEN DOLOROSA. Sus fundadores no se quedaron parados mirando en la sociedad de su tiempo como las mujeres solteras que iban a ser madres fuera del matrimonio, (algo mal visto a principios del siglo XX) eran rechazadas por sus propias familias, y crean los primeros hogares de acogida para esas madres y sus hijos ensalzando su dignidad como mujeres. Cuando con el paso de los años se dan cuenta de que muchas de las jóvenes madres han llegado a esta situación fruto de abusos debidos a su discapacidad intelectual no se amedrentan, al contrario, se enfrentan a las dificultades de la sociedad de aquel tiempo y con muy escasos recursos crean los primeros centros de acogida para salvaguardar y proteger la dignidad de las jóvenes con discapacidad intelectual. También atendiendo a las necesidades de la Iglesia, se habilita un edificio para acoger a señoras mayores con quienes desde el respeto a su independencia, se mantiene un ambiente de cercanía y convivencia sencilla, procurándoles actividades asequibles para ellas, a las que asisten voluntariamente.Dice E. G. White: “Acordaos de que nunca alcanzaréis meta más elevada que la que vosotros os propongáis”. Importa, pues, no quedarnos cortos. Sabemos que no vamos a remediar todos los males que padece la Humanidad, que no vamos a terminar con la injusticia social, ni con la pobreza, ni con la violencia, ni con la droga, la delincuencia juvenil o el fracaso escolar, por poner algunos ejemplos, pero nuestras miras han de ser elevadas, universales, esperanzadoras. Poner cuanto esté de nuestra parte y obrar como si de nosotros únicamente dependiera la solución de estos problemas. LAS ESCLAVAS DE LA VIRGEN DOLOROSA TRABAJAMOS POR JESÚS Y POR LAS ALMAS PORQUE LA CARIDAD DE CRISTO NOS URGE

  • DIGNIDAD DE LA PERSONA

    La dignidad de la persona humana está enraizada en su creación a imagen y semejanza de Dios. Las Esclavas de la Virgen Dolorosa hacemos nuestro que: “La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. SÓLO DIOS ES SEÑOR DE LA VIDA, DESDE SU COMIENZO HASTA SU TÉRMINO, NADIE EN NINGUNA CIRCUNSTANCIA, PUEDE ATRIBUIRSE EL DERECHO DE ACABAR CON LA VIDA”..

    DIGNIDAD DE LA PERSONA
  • PRUDENCIA Y FORTALEZA

    La virtud de la prudencia tiene que ver específicamente con las actitudes, capacidades y disposiciones que debe poseer la persona para que emane de ella con naturalidad y habitualmente el arte de discernir de modo moralmente adecuado su modo de comportarse y relacionarse tanto con sus compañeros como con el apostolado. La prudencia se concentra especialmente en el momento de la deliberación que, impulsada por el fin que se persigue y contextualizada en unas circunstancias concretas, conducirá a una decisión cuya puesta en práctica es precisamente la acción moral.

    La fortaleza es la que nos ayuda a llevar adelante los proyectos a pesar de las dificultades.

  • ACOGIDA

    Es un momento privilegiado de encuentro entre dos personas, para compartir, para poner en común una necesidad y buscar juntos alternativas de resolución. El primer paso de un largo camino a recorrer que tiene su punto de partida en una necesidad humana y su punto de llegada, en la satisfacción de esa necesidad. Camino que sólo es posible si emergen la sensibilidad, hospitalidad, alegría, cordialidad y cariño.

    ACOGIDA
  • AMISTAD

    Acertadamente el Diccionario de la Real Academia define la amistad como «afecto personal, puro y desinteresado, ordinariamente recíproco, que nace y se fortalece con el trato». Es en ese afecto generoso y recíproco, que caracteriza a la verdadera amistad, donde encontramos refugio y apoyo en nuestros problemas o situaciones adversas. No es posible disfrutar plenamente en esta vida sin dar, sin compartir, sin intercambiar afectos y sentimientos con otro ser humano.

    AMISTAD
  • RESPONSABILIDAD

    La responsabilidad permite asumir las consecuencias de las acciones y decisiones, para que todos ellas sean realizadas de acuerdo con una noción de justicia y de cumplimiento del deber. Vivir en responsabilidad implica esfuerzo y sobre todo constancia. Para lograr el nivel de responsabilidad deseado, nuestros Centros y quienes colaboran en ellos, deben esforzarse en trabajar con honestidad, transparencia y coherencia, comprometidos con los valores de la Congregación, con ganas de superación y entusiasmo por el seguimiento evangélico que identifica a los Centros.

    RESPONSABILIDAD
  • COMPROMISO

    Podemos hablar de compromiso cuando cumplimos con nuestras obligaciones, con aquello que nos hemos propuesto o que nos ha sido encomendado. Es decir que vivimos, planificamos y reaccionamos de forma acertada para conseguir sacar adelante un proyecto, una familia, el trabajo, los estudios, etc.

    COMPROMISO
  • BENEVOLENCIA Y HUMILDAD

    La benevolencia impulsa a la acogida y a la acción benefactora. Nos ayuda a estar siempre con capacidad de realizar la acción bien hecha. Debemos dejar muy claro que la virtud de la humildad no tiene nada que ver con la humillación ni con el doblegarse porque sí delante del otro que podemos considerar superior. Es una virtud muy delicada ya que es percibida por los demás y en cambio pasa desapercibida para uno mismo. En nuestro refranero popular podemos encontrar un refrán que refleja muy bien lo que es ser humilde: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”.

    La humildad queda manifiesta en las personas cuando cada uno es capaz de decir la verdad de si mismo reconociendo tanto sus propias capacidades como sus propios límites, asumiendo ambos y trabajando para hacer crecer unos y hacer desaparecer otros.

  • CONFIANZA

    La confianza en uno mismo nos aporta seguridad ante nosotros mismos, ante los demás y ante la vida misma. La confianza es una virtud que no se adquiere por sí misma hay que reflexionar y trabajar para que ésta vaya creciendo. Debemos cultivarla luchando por hacer desaparecer las desconfianzas inmotivadas que a veces se potencian debido al egocentris mo, o a los miedos a asumir los riesgos razonables de confiar en el otro. Debemos tener también un espíritu crítico que nos ayude a descubrir que la confianza tanto en nosotros como en los demás tiene grados y espacios. Pero en el trabajo diario es fundamental que exista una confianza mutua, para que la relación sea positiva y facilite el desarrollo de las capacidades de las personas que nos han confiado.

    Quien está en situación de fragilidad necesita tener conciencia clara y experimentar directa y diariamente que confían en él y a la vez él necesita saber en quien puede confiar.

    CONFIANZA
  • PACIENCIA Y PERSEVERANCIA

    Virtudes fundamentales para el trabajo con las personas a las que atendemos. La paciencia se pone de manifiesto en forma de constancia y perseverancia, persistiendo en todo momento la búsqueda del bien y del desarrollo, a pesar de las dificultades y contrariedades de la vida diaria. La paciencia triunfa siempre allí donde los compromisos supuestamente fuertes pero impacientes fracasan. Cuando tenemos paciencia con el otro, cuando ésta adquiere la forma de obsequio, de amor, cariño, de aceptación de lo que inicialmente nos fastidia, cuando nos situamos en posición de ayuda, junto con la paciencia, los objetivos planteados serán más fáciles de conseguir. Es fundamental saber esperar para acompañar sin forzar. Perseverancia. Es aquella virtud que nos hace persistir en el hacer para conseguir los objetivos.

    PACIENCIA Y PERSEVERANCIA
  • SERENIDAD

    Este valor nos enseña a conservar la calma en medio de nuestras ocupaciones y problemas, mostrándonos cordiales y amables con los demás. El valor de la serenidad nos hace mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aún en las circunstancias más adversas, esto es, sin exaltarse o deprimirse, encontrando soluciones a través de una reflexión detenida y cuidadosa, sin engrandecer o minimizar los problemas

    SERENIDAD
  • MANSEDUMBRE

    Es la virtud que nos proporciona el talante preciso para afrontar los conflictos de forma activa pero no violenta. Cuando es necesario insertar algo con autoridad, cuando es necesario corregir, debemos hacerlo con mansedumbre, es decir, con el acompañamiento de la fuerza y la firmeza de la suavidad tranquila que busca hacer el bien al otro sin dañarle, sin humillarle, desde el amor, intentando su comprensión y aceptación.

  • VERACIDAD Y TRANSPARENCIA

    La veracidad y la transparencia son dos valores que van íntimamente unidos, no se puede ser veraz si no se es transparente, y quien es transparente es porque vive la veracidad. La veracidad es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el otro que, junto a la justicia, exige reconocer en cada persona y acontecimiento lo que de verdad es. Está muy relacionada a su vez con los valores de la honradez, rectitud, integridad. Si queremos ser veraces, debemos empezar por enfrentar con valor nuestros defectos y buscar la manera más eficaz de superarlos, con acciones que nos lleven a mejorar todo aquello que afecta nuestra persona y como consecuencia a nuestros semejantes, rectificando cada vez que nos equivocamos y cumpliendo con nuestro deber en todas las labores que se nos encomiendan, sin hacer distinción alguna. La trasparencia consiste en que la persona actúa de una forma oportuna clara y abierta para que las personas que le rodean se den cuenta de que no oculta nada y que está intentando hacer el bien. Este valor va muy ligado a la honradez y a la honestidad.